domingo, 10 de octubre de 2010

Fecha 14: El arte de vencer se aprende en las derrotas


Durisima derrota sufrimos el día de ayer en el marco de la decimocuarta fecha. Aún más pesada debido a que el equipo no tuvo algo que es fundamental: la comunicación, el orden y la organización que a duras penas habiamos conseguido en el comienzo de la segunda parte del torneo.
Contamos con tres nuevos refuerzos a quienes agradecemos la concurrencia y les solicitamos ser constantes. También con la reaparición de Juanjo, quien jugó algunos de los últimos minutos a pesar de que el partido y la cancha no eran los propicios para el regreso despues de una lesión
Además fueron otros que se habian sumado en fechas pasadas y sinceramente creo que se pudo haber armado la mejor defensa que pudieramos tener: Peie, Cortez, Fernando y Mañu. Pero como siempre la defensa tiene que tener el total y absoluto apoyo del mediocampo, quien debe tener más compromiso con las tareas defensivas que con las ofensivas cuando el equipo no está bien organizado y aún más cuando el estado físico no es el mejor. Es fundamental conseguir lo antes posible esa mentalidad de solidaridad y de participación para proteger nuestra valla.
Aunque el partido comenzó con el juego en campo nuestro, tuvimos la mejor chance con un contraataque en el cuál le cometieron falta al Profe cuando ya se iba sólo contra el arquero. El defensor rival debió ser expulsado, era el último hombre y cometió una grosera infracción sin intención de ir lícitamente por la pelota pero si con la idea de cortar la clara chance que habiamos generado. El arbitro de la cancha dos, que demuestra Sábado tras Sábado ser el de peor desempeño y además de no contar con un juez de línea (uno es un niño pequeño) presta más atención a lo que sucede fuera de la cancha que dentro de la misma, sólo le mostró la tarjeta amarilla, beneficiando al rival que debió quedarse con un jugador de menos en ese momento.
Sin embargo y más allá de lo anterior la actuación de nuestro equipo fué una de las peores, por momentos no parecíamos ser once, algunos jugadores debían hacer un esfuerzo extra para cubrir posiciones que no les correspondían y así fué como, cediendo espacios, el rival concreto la oportunidad de ponerse arriba en el marcador.
El primer tiempo culminó con el Valencia tirado al ataque, dominando la pelota con más garra que buen juego. De esta manera generamos una situación mas o menos clara en la que una vez más aparecía como protagonista el Profe pero, a diferencia de partidos pasados, esta vez no pudo culminar esa llegada al arco rival que tanto nos había costado.
El segundo tiempo fué de idea y vuelta pero el rival, estructurado y con noción de juego en equipo, seguía creando peligro en nuestro campo. Sin embargo consiguieron el segundo gol a través de un corner a favor nuestro: despejaron, quedó sólo fernando en la mitad de la cancha quién realizó una intervención defectuosa dejandole servido el balón a los tres rivales que se dirigian hacia nuestra portería, donde nuestro arquero nada pudo hacer para evitar que nuestro equipo perdiera las chances de empatar.
Una vez más salimos derrotados pero con puntos bastantes interesantes que merecen ser destacados: Cesar, que nunca baja los brazos; Cortez; siempre con las ganas de jugar y, al igual que Mañu, empujando desde el fondo; Peie, en defensa corriendo a todas las pelotas incluso a las que parecían inalcanzables y participando constantemente en ataque; Orieta, poniendo lo que hay que poner; y el Profe haciendo todo el desgaste posible al buscar conectar la pelota.
Todos nos esforzamos para hacer lo mejor pero hay veces que debemos ser sinceros y autocriticos para reconocer que no estamos sumando al equipo sino todo lo contrario. Sea cuál sea la razón siempre existe la posibilidad de ceder, de darle el lugar al compañero, de reconocer nuestras posibilidades. Tenemos que dejar todo en la cancha, intervenir en todas las acciones, correr aún cuando sabemos que no vamos a llegar pero tratar de que esto último no se repita, el mediocampo debe trabajar en forma conjunta con la defensa para, PRIMERO asegurarnos de proteger nuestra meta y recién después tratar de desequlibrar la del rival. Nunca más podemos permitirnos dejar nuestro arco tan al descubierto, tan desprotegido.


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